Efesios 4:3-5 dice, 3 Procuren mantener la unidad del Espíritu en el vínculo de la paz.

Cuando Cristo creó a la iglesia, El eliminó la división más grande que existía entre los seres humanos – la desunión entre los judíos y los Gentiles. En Cristo, estas divisiones fueron eliminadas. ¿Pero cómo podrían funcionar estos dos grupos, tan diferentes, juntos?

Conociendo el corazón humano, habría la tendencia de formar “¿la Iglesia Judía de Cristo? ¿O la Iglesia de los Gentiles?” Para evitar divisiones y rencores, Pablo pide unión entre los cristianos.

Nosotros debemos de ser cuidadosas de mantener la unidad del Espíritu Santo. El Espíritu Santo ha hecho a todos los creyentes “UNO” en Cristo.

Después de la batalla de Arica, una de las más sangrientas y heroicas de la Guerra entre Perú y Chile, un representante de la Ciudad de Lima fue enviado al hospital para ayudar y consolar a los heridos.

Este fue de catre en catre preguntando, “¿Hay aquí algún soldado de Lima? Silencio. Nadie contestó. “¿Hay aquí algún soldado de Lima? Otra vez… silencio. Nadie habló. Hasta que, por fin, se oyó una fuerte voz que dijo: “¡NO!” “¡AQUÍ SOLO HAY SOLDADOS DEL PERÚ!”

Lo mismo pasa con el Cuerpo de Cristo. Es nuestra gloria y distinción, no que somos miembros de esta o aquella denominación; pero que todos somos soldados de Cristo, todos juntos luchando contra las fuerzas del mal.

ES ESA UNIDAD DEL ESPIRITU, por la cual Jesús le oró al Padre, en Juan 17:11, cuando estaba en el aposento alto con sus discípulos, poco antes de ser traicionado y arrestado…

11 Y ya no estoy en el mundo; pero ellos sí están en el mundo, y Yo voy a ti. Padre santo, a los que me has dado, cuídalos en Tu nombre, para que sean uno, como nosotros.

La verdad es que, si dejamos que nuestra carne reine en nuestras vidas, podemos destruir a cualquier iglesia, o a cualquier otra obra que Dios está haciendo. Por eso, debemos de contener nuestros propios caprichos y exigencias, y trabajar juntas EN PAZ para la gloria de Dios y el bien común.

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Hace años, en uno de mis viajes al Perú a visitar a mi familia, yo anhelaba poder compartir el evangelio con ellos. La mayoría de mi familia son buenas personas… son religiosas… pero no estoy segura cuántos de ellos realmente conocen a Jesús, como su Señor y Redentor.

Mi tía había organizado una reunión bien bonita y todas mis primas estaban ahí. De repente una de mis primas me pidió que compartiera con ellas acerca de “mi cristianismo… de mi nueva religión.” Yo pensé, “Gracias, Dios mío, por la oportunidad de compartir con mi familia.”

Y comencé a compartir con ellas... todo estaba yendo de maravilla... estaban realmente escuchando... y luego… la malogré. Comencé a recalcar todos los “errores” de su religión... y las perdí totalmente ¡Se sintieron atacadas!

Todas comenzaron a quejarse, a levantar la voz... a dar sus propias opiniones ... y la cosa se deterioró totalmente. La oportunidad, que Dios me había dado de compartir con ellas, la había perdido. Obviamente, quedé bastante frustrada.

Un par de días después, mi esposo y yo estábamos desayunando con el pastor de Gracia Calvary Chapel de Lima, y yo le estaba contando al pastor del desastre de mi reunión familiar. Él sonrió tiernamente, y me dijo, Carmen, La única forma de atraerlos a nuestro Redentor, es por medio del Redentor Mismo.

El tema primordial de la Biblia es Jesús. ¡Comparte a Jesús! Su amor... Su salvación... Su perdón... Su gracia. ¡Jesús es todo ¡Jesús es suficiente! ¡Olvídate de lo demás! Cuanto más les hables de Jesús, más van a querer saber de Él. Nunca los atraerás a Dios recalcando errores.

Con razón Ana Graham, la hija del evangelista, Billy Graham, dice, “¡Solo denme a Jesús!” ¡Jesús es irresistible! Así que recuerda, si tú está yendo por ese camino... solo recalcando errores... CAMBIA... lo único que tienes que hacer es darles a Jesús.

¡Él es el único Redentor del Mundo! ¡No hay vida eterna sin Jesús!”

4 Así como ustedes fueron llamados a una sola esperanza, hay también un cuerpo y un Espíritu, 5 un Señor…

En vez de ahondar en nuestras diferencias, en cuanto a raza, color, nacionalidad, cultura, lenguaje y temperamento, solo hay un Cuerpo, compuesto de los verdaderos creyentes desde el Día de Pentecostés hasta el día en que el Rapto ocurra.

Las denominaciones y las sectas no dejan que esta verdad se desarrolle. Cuando nuestro Redentor regrese, El destruirá todas esas divisiones creadas por los hombres.

Distrofia muscular es una enfermedad terrible. La persona con Distrofia Muscular tiene todas las partes y el equipo necesario – tiene neuronas cerebrales, axones, dendritas, músculos – pero no están funcionando bien.

El problema no está en el cerebro. El cerebro manda el mensaje adecuadamente, como, muévete, voltéate, levántate, etc.pero el músculo no responde. Básicamente, el cuerpo NO ESTÁ RESPONDIENDO a los mandatos del cerebro. Pablo nos dice que hay un solo Cuerpo y un solo Señor sobre el Cuerpo – Jesucristo.

Pero… ¿Qué pasa cuando no obedecemos Sus mandatos – o cuando no seguimos Su guía? Terminamos siendo un Cuerpo enfermo. ¿Cuán saludable estás tú dentro del Cuerpo de Cristo? ¿Estás promoviendo la paz y el bienestar en la iglesia siendo una mujer devota y sensible? ¿O estás creando problemas y divisiones?

Dwight Moody, un gran evangelista americano del siglo diecinueve, dijo, “Satanás divide; Dios unifica; y el amor nos ata y nos enlaza.”

A UNA SOLA ESPERANZA. Cada miembro de la iglesia ha sido llamado a UN SOLO DESTINO – A ESTAR CON JESUCRISTO -- de ser como El, y de compartir Su gloria para siempre en el cielo.

UN SEÑOR. Esta es nuestra forma de decir, “Soy salva.” Podemos dar el mensaje del evangelio en diferentes formas, pertenecer a diferentes comunidades de fe, tener diferentes convicciones, pero todas debemos confesar lo primordial: “Jesús es el Señor.”

Es importante, que cuando los cristianos se reúnen, que reconozcan que ellos son llamados a entenderse unos a otros, a tener paciencia, a orar los unos por los otros, a perdonarse, a ser bondadosos, a no guardar rencores, a no ser crueles, amargados, resentidos, y hasta estar llenos de odio.

Por eso, el Espíritu se enfoca en sanar viejos rencores, en curar resentimientos profundos, y en aliviar las hostilidades amargas que existen entre unos y otros. ¡Por eso Pablo nos dice que debemos de mantener la unidad del Espíritu!

¡Así qué! Mi pregunta es… ¿Cómo estás manteniendo tú la unidad entre las hermanas en la iglesia?