El Salmo 42:1-3 dice, Como ciervo que brama por las corrientes de agua, así mi alma clama por ti, mi Dios. 2 Mi alma tiene sed de ti, Dios de la vida; ¿cuándo vendré a presentarme ante ti, mi Dios? 3 Mis lágrimas son mi pan, de día y de noche, pues a todas horas me preguntan: ¿Dónde está tu Dios?

¿Dónde está Dios cuando estamos en la sala de emergencias, con un ser querido que ha tenido un accidente? ¿Dónde estaba Dios en los ataques terroristas de las Torres Gemelas el 11 de Setiembre, 2001? Cuando problemas o tragedias nos golpean, anhelamos sentir a Dios, al Dios Vivo. ¿Quién nos puede decir donde está Dios?

Su Palabra nos dice “una y otra vez” que Dios está en el que visita a aquellos en la cárcel. Dios está en aquellos que alimentan al hambriento. Dios está en el consuelo de un abrazo cariñoso que le da aquellos que están sufriendo. Dios está en las oraciones de una madre por su hijito enfermo. Él está en el equipo de rescate que trabaja para salvar vidas.

Dios está en los misioneros que dejan a sus familias y amigos, y las comodidades de su vida, para compartir el evangelio con aquellos que viven en un mundo oscuro. Y aún más, Dios es demostrado “mejor” en la Cruz, donde Él dio a Su único Hijo, Jesucristo, para nuestro bien, para que tuviéramos esperanza para esta vida, y para la eternidad.

A veces parece “que mientras nosotros sufrimos”, el resto del mundo está de fiesta. De seguro que tienes una buena idea de cómo se siente eso. Las propagandas ofrecen la buena vida. Tus colegas hacen todo un show “de seguridad en sí mismos”… y de éxito.

Las librerías tratan de venderte “todo lo que necesitas saber” para mantenerte saludable, balanceada emocionalmente, y satisfecha en todas las áreas de la vida.

Mientras tanto, la vida para nosotras ha perdido su brillo. Nosotras vemos la corrupción de la humanidad caída. Hemos vivido relaciones rotas, y nos hemos enfrentado a la enfermedad y la muerte. El peso abrumador de la vida nos recuerda que “Come, bebe, y diviértete” es una filosofía completamente vacía. ¡No nos ofrece nada para el final!

Enrique era un hombre fuerte que tuvo que enfrentarse a un gran dolor. Su joven esposa se puso gravemente enferma, y de la noche a la mañana, se murió, dejando a Enrique solo, con una pequeña hija de cinco años. El funeral en la capilla del pueblo fue muy simple, pero doloroso.

Después del entierro, Enrique y su hijita, regresaron a casa. Ahora la casa se sentía vacía y sin vida. Enrique trajo la camita de la niña a su cuarto, para no dormir “solos” en esa primera noche. A lo que trataban de dormir, la niñita no dejaba de llorar.

Los sollozos de la niña por su mamá, acongojaron profundamente el corazón de este hombre. Después de un rato, la chiquita dejó de llorar. Pensando que su hija finalmente se había dormido, el papá miró hacia arriba, y dijo dolorosamente, “Yo confío en ti, Padre… pero esto está tan oscuro como la medianoche.

Escuchando la oración de su papá, la chiquita comenzó a llorar de nuevo. “Papi, nunca me imaginé que esto pudiera ser tan oscuro. ¿Por qué, papá? ¡No puedo verte! Y luego, a través de sus lágrimas, la chiquita susurró, “Pero tú me amas aun en esta oscuridad, ¿no es cierto, papi?

Como respuesta, Enrique sacó a la niña de su camita, y la puso contra su pecho, y la arrulló, hasta que finalmente, ella se quedó dormida en sus brazos. Enrique comenzó a orarle al Señor lo mismo que la niña había dicho. “Padre, está tan oscuro como la medianoche. No te puedo ver.

¿Pero tú me amas, aun cuando esté oscuro y no te pueda ver, ¿no es cierto”? En esa hora tan negra, el Señor “lo tocó” con una nueva fuerza, permitiéndole seguir adelante. Enrique supo que Dios lo amaba, aun en la oscuridad de esa noche.

Pasar por problemas duros en nuestras relaciones, tener deudas, angustias, y vivir la mortalidad humana sin el consuelo de Dios, es la fuente de casi todas las preocupaciones humanas. ¿Cómo puede la gente vivir sin Dios? La verdad es que ellos no pueden. Ellos pueden ignorarlo por un tiempo, y pueden pretender que están satisfechos y contentos.

Pero su búsqueda de placer, ideología, “u otros programas vacíos” los atraparán eventualmente. Vivimos en un mundo caído. Sufriremos dolor, y moriremos. Ninguna cantidad de fiestas, alcohol o drogas, diversiones puede cambiar esto. Esta advertencia tan dura es la razón que muchos han rechazado la fe cristiana.

No quieren saber nada de cosas negativas: nada del pecado, nada de la corrupción, nada de la muerte. La salud y la felicidad en todas las cosas es el becerro de oro que buscan, nunca conociendo la verdadera salud y felicidad, que una relación con Jesús puede dar. El salmista tiene razón.

A pesar que su alma está abatida. A pesar que se burlan de él, y el pobre se alimenta de sus propias lágrimas, él sabe a quién volverse. ¡A SU DIOS! Nunca busques el confort y consuelo en el placer o las posesiones.

Deja que la gente te consuele, solo si ellos ofrecen el consuelo de Dios. En los peores momentos de tu vida, percátate del vacío “de aquellos” que viven la buena vida. ¡PON TU ESPERANZA EN DIOS!

5 ¿Por qué te desanimas, alma mía? ¿Por qué te inquietas dentro de mí? Espera en Dios, porque aún debo alabarlo. ¡Él es mi Dios! ¡Él es mi salvador! 6 Dios mío, mi alma está muy abatida.

Un antídoto para la depresión es meditar en las historias de la bondad de Dios por Su pueblo. Cuando hagas esto, alejarás a tu mente del asunto que te agobia y de tu incapacidad para resolverlo, y te enfocarás en el poder de Dios para ayudarte.

La depresión es uno de los trastornos emocionales más comunes. Cuando te sientas deprimida, sigue el consejo de este salmo. Lee en tu Biblia las historias de la bondad de Dios, y medita en ellas.

Los sentimientos de tristeza y desánimo son inevitables. Esta vida tiene momentos de baile y alabanza, ¡SI! Pero también de profunda angustia y desesperación. El salmista clamó a Dios, declarando que su alma estaba abatida. Jesús entiende esto.

En Lucas 22, antes de Su inminente crucifixión, Jesús clamó a Su Padre. “No me hagas beber este trago amargo” […]. Pero, como estaba angustiado, se puso a orar con más fervor. Su sudor era como gotas de sangre que caían en la tierra (Lucas 22:42, 44). Este pasaje muestra la desesperación muy real y profunda de Jesús.

Sin embargo, en medio de Su clamor a Dios, Jesús declaró Su anhelo de que la voluntad del Padre se cumpliera. ¡NO LA SUYA! Del mismo modo, Dios escucha y contesta las oraciones, aunque pueda parecer que se ha olvidado de Su pueblo.

Y debido a que Dios Hijo dejó Su trono del cielo, para caminar sobre la tierra en carne humana, conoce y comprende la experiencia de los seres humanos a todo nivel: físico, espiritual y emocional.

Por eso, el pueblo de Dios puede orarle confiadamente, y poner su esperanza en Él, sabiendo que algún día, por medio del costoso sacrificio de Jesús, experimentará de nuevo la presencia de Dios y Su bondad.

¿Qué es lo que más necesitas hoy día? ¿Una palabra de esperanza? ¡ESO ES LO QUE TODAS NECESITAMOS! Solo la Palabra de Dios puede hacer “lo que nada ni nadie puede hacer”. La Palabra de Dios nos dice que no hay ninguna situación imposible, no hay ninguna enfermedad imposible, y no hay ningún matrimonio imposible.

Si hubiera situaciones imposibles, entonces Dios se hubiera dado por vencido hace tiempo. Tener un Salvador “EN CRISTO”, significa que los desesperanzados tienen esperanza. Los muertos tienen vida, y los abandonados tienen buenas noticias. Nuestra esperanza es el ancla para el alma… ¿DÓNDE ESTÁ TU ESPERANZA?