Cuando Mauricio llamó por teléfono a la oficina de su papá, le dijo a la secretaria que quería hablar con él. El papá no sabía si tomar la llamada, o no. La mamá y los hermanos, habían pasado años “de altos y bajos” con él… y su abuso de las drogas. Ellos escucharon miles de promesas, y vieron que todas esas promesas, fueron rotas.

Mauricio les había robado a sus padres, los había manipulado, y les había fallado muchísimas veces. ¡Había sido un alivio no saber de él por dos años! Ahora Mauricio estaba al teléfono, y su papá no tenía muchos deseos de hablar con él. A decir verdad, Mauricio era la última persona con quien el papá quería hablar.

“Pídele su teléfono, y dile que lo voy a llamar más tarde”, le dijo a su secretaria. Él necesitaba pensar acerca de esto. Cuando finalmente, el papá llamó a Mauricio, se sorprendió cuando una mujer contestó, “Centro Cristiano del Norte”. “¿Podría hablar con Mauricio Toledo, por favor?” “¿Quién lo llama?” “Su papá.”

Luego escuchó la voz de Mauricio, “Hola papá. Gracias por devolverme la llamada”. Entonces comenzó una conversación telefónica increíble. Mauricio le dijo a su papá que él había ido a un programa de rehabilitación, hacía año y medio. Este programa proveía algo, que los otros programas no habían ofrecido.

“Tuve un encuentro con Jesús”, explicó Mauricio. “¿Y eso qué significa?” le preguntó su papá”. “Significa que he sido perdonado de mi pasado; que Jesús murió por todos mis pecados… ¡y que Él me ha dado nueva vida! También quiero pedirles perdón a ti y a mamá. ¡He vuelto a nacer, papá! ¡Soy un hombre nuevo!”

También le contó que ahora trabajaba para una iglesia, ayudando a otros adictos a que enderezaran sus vidas. ¡El papá no lo podía creer! ¡Tenía miedo que su hijo se hubiera vuelto un fanático religioso!

Dos semanas después, Mauricio llegó al aeropuerto a visitar a sus padres. ¡No parecía el mismo! Él estaba bien vestido y bien arreglado, y sus ojos estaban brillantes y claros. Mauricio abrazó a su mamá, y ambos se pusieron a llorar. El papá esperaba decepcionarse, como lo había sido, muchas veces antes.

Sin embargo, ¡este primer encuentro con su hijo había sido diferente! En los días siguientes, Mauricio les contó su historia: “En medio de una desintoxicación de drogas” tuve una visión de Jesucristo en la cruz. ¡Y clamé a Él para que me ayudara! Esta experiencia me llevó a una iglesia. “Y le pedí a Jesús que fuera mi Señor”.

Es muy probable, que tú o alguien cercano a ti – tu esposo, tu hijo, tu padre, una amiga estén luchando con una adicción muy poderosa. Si tú tienes un ser querido, que está sufriendo con una adicción, entonces has visto que no pueden controlar el hábito o la conducta, a pesar de saber que la conducta hiere a aquellos a quienes aman.

Nosotros sabemos que las adicciones dominan y, a fin de cuentas, destruyen vidas. La conducta de las personas adictas es autodestructiva, y auto denigrante, que puede destruir su vida física y espiritual. Su comportamiento se ha vuelto más importante que su esposo, que sus amigos, que su familia.

¡Es más importante para ellos que su iglesia y otros creyentes! Se vuelve más importante que su carrera, y su llamado en la vida. La adicción es como estar controlada por cadenas de hierro, que no se pueden romper. Si estás luchando con el pecado, con adicciones, o malos hábitos, que te están impidiendo seguir adelante… ¡esta enseñanza puede ayudarte!

A lo mejor has tratado terapia; has tratado libros de auto ayuda, has tratado yoga; y hasta has tratado “religión”. Ninguno de estos ha funcionado, porque se enfocan en lo externo.

Solo Jesús puede romper las cadenas físicas, emocionales, y espirituales, QUE “NO” NOS ESTÁN PERMITIENDO VIVIR EN VICTORIA”, a través de Jesús. Mi propósito aquí es de mostrarte “lo que la Palabra de Dios dice” con respecto a romper las cadenas de la adicción en tu vida. Necesitas entender lo que Dios dice acerca de tu problema.

¡Necesitas conocer la verdad bíblica porque Dios te ha hecho libre! Jesús puede romper cada cadena de adicción, ya sean las drogas, el alcohol, la inmoralidad sexual -- de cualquier tipo -- el juego, la ira, o la amargura. ¡La realidad es que una adicción es una cadena que nos esclaviza! Es una cadena que nos controla, y no nos deja ser lo que Dios quiere que seamos.

La adicción puede ser una substancia, como el alcohol, las drogas, los medicamentos de prescripción, el tabaco, o la comida. La adicción también puede ser una conducta, como el juego, la inmoralidad sexual, o hasta el exceso de trabajo. La adicción puede ser también una emoción, como, la ira, el dolor, o la negatividad.

La realidad es que todo pecado es adictivo, y puede, a fin de cuentas, volverse habitual. © Hay dos tipos de adictos. Aquellos que no creen que tienen una adicción, y aquellos, que saben que son adictos, pero sienten que no pueden vencer su dependencia.

¿Quieres ser sanado? Si tú quieres ser sanado, si quieres romper las cadenas de la adicción, entonces lo primero que necesitas hacer… ¡ES ADMITIR TU ADDICCION! ¡ES NEGARTE A TI MISMA! Confía en el nombre de Jesús, para que te ayude a no creer las mentiras del diablo.

Admite que no tienes poder sobre la pornografía. Que no tienes poder sobre la sensualidad. Que no tienes poder sobre el juego. ¡Que no puedes superar tu pecado! Tú dices, “Necesito la ayuda de Dios… la ayuda de Jesucristo, y de Su gente”.

Cuando dejas de creer en las mentiras que Satanás te dice, las mentiras que tus amigos te dicen, las mentiras que tu cultura te dice, y las mentiras “que tú misma te dices”, es ahí cuando comienzas a creer en la verdad, y en Jesucristo. ¡Que estás viva en Cristo! ¡Que el poder de Cristo está en ti! ¡Que Cristo es tu identidad!

¡Entonces serás libre! ¡Comenzarás a caminar en el Espíritu! ¡No más excusas! ¡Comienza a creer lo que Dios dice acerca de ti!

Gálatas 5:16-24 dice, Vivan según el Espíritu, y no satisfagan los deseos de la carne. 17Porque el deseo de la carne se opone al Espíritu, y el del Espíritu se opone a la carne; y éstos se oponen entre sí para que ustedes no hagan lo que quisieran hacer. 18Pero si ustedes son guiados por el Espíritu, no están ya sujetos a la ley.

19 Las obras de la carne se manifiestan en adulterio, fornicación, inmundicia, lascivia, 20idolatría, hechicerías, enemistades, pleitos, celos, iras, contiendas, disensiones, herejías, 21 envidias, homicidios, borracheras, orgías, y cosas semejantes a éstas.

Acerca de ellas les advierto, como ya antes les he dicho, que los que practican tales cosas no heredarán el reino de Dios. 22Pero el fruto del Espíritu es amor, gozo, paz, paciencia, benignidad, bondad, fe,23mansedumbre, y templanza. Contra tales cosas no hay ley. 24Y los que son de Cristo han crucificado la carne con sus pasiones y deseos.

Si eres alcohólico, tú no puedes controlar tu consumo de alcohol, no importa si eres un vagabundo, o si estás sentado en la iglesia vestido elegantemente. ¿Quieres sanar? ¿Quieres que te quiten las cadenas de tu carne pecadora? ¿Quieres que tu mente sea purificada de las cosas negativas que piensas, o lo que tu corazón siente?

¿Cómo puedes superar los deseos de la carne y las adicciones del alma y el cuerpo? ... ¡CUANDO EL ESPÍRITU SANTO MATA DE HAMBRE A LA CARNE!… ¡Y ALIMENTA AL ESPÍRITU! No eres tú prometiéndote a ti misma ser mejor, y esforzarte más. ¡NO! Sí tú alimentas la carne, ¿adivina lo que pasa?

Quieres más y más y más de la carne… no dejando que la obra del Espíritu Santo te alimente. Cuando caminas en la Palabra, y caminas en el Espíritu, entonces comienzas a ganar batallas espirituales en Jesucristo. ¡Esa es una promesa! Como hijo o hija de Dios, tú no tienes que vivir de la forma como vives ahora.

Quisiera darte diez recomendaciones espirituales que te ayudarán en tu recuperación: (1) El momento para comenzar tu recuperación es hoy. Hebreos 3:15 dice, Si ustedes oyen hoy Su voz, No endurezcan su corazón.

(2) Reconoce que la recuperación es un proceso de por vida, y no un solo acontecimiento. Filipenses 3:12 dice, No es que ya lo haya alcanzado, ni que ya sea perfecto, sino que sigo adelante, por ver si logro alcanzar aquello para lo cual fui también alcanzado por Cristo Jesús.

(3) Ora todos los días… ¡para obtener la victoria! Dios te protegerá a través de la oración. Mateo 26:41 declara, Manténganse despiertos, y oren, para que no caigan en tentación. A decir verdad, el espíritu está dispuesto, pero la carne es débil.

(4) Lee tu Biblia todos los días para obtener la fortaleza del Señor. El Salmo 119:28 afirma, La ansiedad me corroe el alma; ¡susténtame con tu palabra! (5) Medita en las Escrituras para no caer en pecado. El Salmo 119:11 dice, En mi corazón he atesorado tus palabras, para no pecar contra ti.

(6) Asiste a la iglesia regularmente para adorar a Dios y crecer con los demás. Hebreos 10:24-25 declara, Tengámonos en cuenta unos a otros, a fin de estimularnos al amor y a las buenas obras. 25No dejemos de congregarnos, como es la costumbre de algunos, sino animémonos unos a otros; y con más razón ahora que vemos que aquel día se acerca.

(7) Comparte tus luchas con tus seres queridos. Santiago 5:16 dice, Confiesen sus pecados unos a otros, y oren unos por otros, para que sean sanados. La oración del justo es muy poderosa y efectiva.

(8) ¡CONFÍA EN DIOS! Que tu relación con Dios se haga cada día más íntima. Mateo 6:33 afirma, Busquen primeramente el reino de Dios y su justicia, y todas estas cosas les serán añadidas.

(9) Depende del poder de Cristo para no sucumbir a las drogas o el alcohol. Filipenses 4:13 dice, ¡todo lo puedo en Cristo que me fortalece! (10) Quiero que sepas que cambiar es posible. Lucas 1:37 afirma, ¡Para Dios no hay nada imposible! Juan 8:32 dice, Conocerán la verdad, y la verdad los hará libres.

¡Tú tienes una nueva naturaleza! ¡Has vuelto a nacer a la familia de Dios! ¡Eres un hijo o hija de Dios!! Así que no digas, “Soy solo un ser humano. ¡No puedo cambiar!” ¡Eso no es verdad! ¡Rechaza las mentiras de Satanás! Destruye todo ídolo, y observa cómo Jesús rompe las cadenas. ¡Ya no estás esclavizada!

Si el Hijo de Dios te hace libre… ¡entonces tú eres libre en verdad! Así que las cadenas que nos atan, los hábitos que nos impiden avanzar, y los pecados que nos esclavizan… ¡deben romperse! En Cristo puedes ser libre. ¡Ya no tienes que tomarte esa pastilla, o tomarte ese trago, o ver pornografía, o engañar a tu esposo!

No necesitas comprar la lotería, o malgastar tu dinero en el casino. No hay ninguna adicción “que tú no puedas superar” en el nombre de Jesús… ¡si es que comprendes tu verdadera identidad! ¡Tú eres una nueva criatura en Jesucristo! Sí estás en Cristo, no puedes decir, “¡Yo soy simplemente una adicta! ¡O soy una adúltera! ¡Mi vida nunca va a cambiar!”

Deja de creer en las mentiras, que tú misma te dices, o las mentiras que el enemigo te dice. Si tú estás en Cristo, ¡tú vida va a cambiar para bien! Deja de decir, “Yo simplemente estoy destinada al fracaso.” Deja de definirte por tu conducta, en vez, de tu identidad en Cristo Jesús. Tú no eres simplemente una adicta.

Más bien, eres una preciosa hija redimida de Dios. Tú naciste para ganar, ¡para derrotar al enemigo! ¡Tú estás viva en Cristo! ¡Tú puedes resistir al mundo, a la carne, y al diablo en el nombre de Jesús! La vida es una serie de elecciones. ¡Aférrate a Dios y vive en Su poder! ¡Él caminará contigo! ¡Libérate de todo aquello que te encadena! ¿Amen?